HISTORIA DE UNA PAZ ESPERADA

Esta foto ya no es la del miedo, ya no me parecen tan oscuros los trajes, ni tan
ausentes los rostros. Se puede intuir un halo de paz en torno suyo. Ya no todo parece tan negro, y aún así a menudo la paz llega con la noche. Horas en que el silencio se torna impudoroso. Se vislumbraba ese silencio "permanente" acallando el zumbido de las bombas, del terror.
Ahora que el futuro cobra la dimensión que algunos pronosticaban y todos queríamos, la de un espacio libre, donde las distancias sean más cortas entre todos, donde la palabra alcance su significado pleno, sea en diferente lengua o lugar, llámese País Vasco, Madrid, Murcia o Sevilla, dígase euskera, castellano, panocho o caló. En suma, donde las fronteras sean mucho más frágiles que la voluntad de estar unidos, y aún sin menoscabo de nuestra rica diversidad.
Ahora podemos leer este mensaje

Era un nuevo y anhelado momento para que llegase el cese de la violencia, y con ello el fin de los titulares tristes,y el eco inagotable que se filtra en las memorias. Son algunos de ellos testimonio del dolor, constatan la vida derramada, el bullicio del país revolviéndose ante el sinsentido que siempre subyace después de un asesinato.


Son éstas imagenes de una historia larga, dura y difícil como se antoja el proceso que ha de conducirnos a la restauración de la paz definitiva.
Pensemos en esa larga y dura travesia no como una pesadilla, sino como la esperanza que un sueño quiso despertar. Regocijemonos leyendo, mirando, pulsando, frotando la esperanza de paz.
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