Domingos a la basura

Es domingo y el sol acompaña. Salgo de casa al trabajo y al ir a coger el coche veo el mismo contenedor de basura que encontré la noche pasada. Es harto difícil encontrar aparcamiento a las 4,30 de la madrugada, así que aguzé la vista y dos mujeres lanzando basura a un contenedor me alertaron la posibilidad de aparcar.Son esos contenedores de la altura de un muchacho y que tienen ruedas para poder desplazarlos de un lugar a otro. Mientras conducía pensé que sería sencillo moverlo lo suficiente para aparcar mi "cochecito". Así dejé que las señoras acabaran su tarea (extraño me pareció tirar basura a esas altas horas de la noche). Dí una vuelta de distracción al edificio y allí estaba el contenedor esperándome para ser escurrido hasta dejarme el espacio suficiente. Bajé del coche y en un empujón el contenedor cedió hasta dejarme el anhelado sitio. Al día siguiente, ya siendo mediodía y bajo un sol de justicia salí de casa dispuesto nuevamente para coger el coche y marchar al trabajo. Allí estaba otra vez el contenedor de la noche anterior. Pero ésta vez no estaba solo; había un niño. Pensé que estaría revolviendo la basura por simple diversión. Ya se sabe que los niños son traviesos, y los domingos todavia más. Pero al abrir la puerta del coche intuí el cuerpo de una mujer, miré más detenidamente y advertí su cuerpo vestido de forma sencilla y la cabeza cubierta con un pañuelo. Una mujer diría de mediana edad, quizás envejecida prematúramente.Estaba buscando entre las bolsas y demás deshechos arrojados al contenedor, el niño estaba de pie y miraba. Me metí en el coche y por el retrovisor seguí mirando la basura esparcida alrededor del contenedor: zapatos viejos, bolsas rotas que dejaban escapar todo tipo de inmundicias, y como testigo el sol brillante en los ojos de los gatos merodeando entre los restos de comida. Percibí la miraba fija del muchacho mientras arrancaba el motor del coche. La mujer continuó absolutamente indiferente a mi presencia a pesar de la proximidad, como si estuviera embebida por el nauseabundo olor. Casí diría que no me produjo pena, me parecía parte de un escenario irrenunciable, como si aquella mujer tuviera por única labor y sentido en su vida aquella busqueda vehemente entre los despojos. En cambio el niño parecía íntimamente extrañado en aquella obra, como si hubiera equivocado el pápel de su representación. Sabía que el niño pensaba en algo diferente a los despojos que podían encontrarse en aquel recipiente de basura. El ruido brusco al arrancar el motor y la humareda subsiguiente despertó la risa del niño, la mujer pareció alertada entonces y se movió al lado opuesto sin abandonar en ningún momento su tarea. El niño continuaba mirándome, yo de reojo le miraba a través del retrovisor. No apartó la vista en ningún momento, no del coche, no de mí. Pero no apartaba su vista. Algo dentro de mí me urgía a acelerar y marcharme rápidamente. Al girar la primera bocacalle pudé ver por última vez su mirada aún fija. Finalmente desaparecí camino del trabajo. Ya en la distancia pensé que seguramente cuando volviera de noche a buscar aparcamiento me costaría mucho menos mover ese contenedor. O quizás más. Paradojas.

Análisis Anesvad y MSF(médicos sin fronteras)

Lo cierto es que ambas páginas web contienen una gran cantidad de información. He entrado primero a Anesvad, y después en MSF, y lo cierto es que la segunda me ha parecido mucho más enrevesada. Para llegar a la misma información he tenido que emplear mucho más tiempo. Por lo tanto si tuviera que ceder una cantidad de dinero a una organización me decantaría por la primera. Y ello sin entrar en el fondo del asunto, y suponiendo que ambas organizaciones realizan una labor social de igual o muy parecida envergadura. En la página de MSF he tenido que esperar bastante para que se despliegue la información que he ido solicitando. Además me ha costado mucho más llegar a la información, hay un gran número de anuncios y enlaces que no me parecen que ayuden a clarificar nada. De hecho para alcanzar a ver los proyectos he tenido que desplegar unos mapas, encima del tiempo invertido en ello, que acababan solapándose unos a otros. El formato de MSF podría decirse que es más moderno, pero eso a mí me importa poco, al fin y al cabo no estoy buscando una página fashion, sino que estoy buscando colaborar con una organización, y por lo tanto lo mínimo que puedo pedir es claridad y transparencia. Creo que la página de Anesvad se centra bastante bien en su cometido, dar a conocer su labor y solicitar colaboración para llevar a cabo sus objetivos. Eso es más que suficiente. Lo último que desearía es perder el tiempo entre flashes y tecnologías varias. También he de reconocer que la cantidad de información ofrecida por Médicos sin Fronteras quizás sea más extensa y en detalle. Así que si me propusiera colaborar con ellos de una manera más cerrada posiblemente tendría una mayor posibilidad de acercamiento a través de su web. Por último quisiera hacer alusión a la información relativa al destino de los fondos. Me parece mucho más sencilla y además apoyada en gráficos la información ofrecida por Anesvad, mientras que la información acerca del empleo del dinero por parte de MSF me ha costado mucho más de acceder a ella.

Viaje a urgencias...(supuesto trágico-práctico)

Previo a la siguiente anotación quiero cambiar el rumbo de mi blog. Así he decidido escribir acerca de cuestiones que por justicia tengo que reivindicar. Voy a señalar todo aquello que me parece mal en torno a mí, y por ende situaciones extensibles al resto del universo.
Por desgracia ya tengo material en abundancia, y aunque escribir de lugares bonitos es más grato considero que hablar de las injusticias es mucho más agradecido (al menos conmigo mismo). Material plenamente informativo, material de denuncia, material que escrito desde mi más profunda subjetividad refleja al fin y al cabo hechos extraidos desde la más profunda realidad. Un blog tan personal como universal. Un blog tan real como aquellos que caminan, comen, enferman a diario...


Quiero introducir en mi blog un acontecimiento que ha sucedido hace muy poquito tiempo, es algo personal que ha sucedido en mi entorno. Es la historia de un enfermo, su familia y la consecuente visita al hospital por motivos de salud. Vivo en Elche. Elche tiene un hospital. Ese hospital tiene un servicio de Urgencias donde se atienden "supuestamente" esas urgencias. Para nuestra desdicha la necesidad nos llevo hasta ese servicio de Urgencias. Cuando llegamos a la recepción del hospital me invadió la desazón que siempre me producen ese tipo de sitios. Yo tengo allí mis buenas horas gastadas, esperando a alguién la mayoría de veces (lo cual hace de las horas una cuerda más larga aún).
El servicio de Urgencias cuenta con camas donde algunos enfermos permanecen hasta el momento que son ingresados definitivamente, si su enfermedad así lo requiere. Las camas del hospital son limitadas, tan limitadas como el espacio donde se situan. Unas habitaciones comunales en las que se reparten camas alineadas a un lado y otro de la pared. Existen unas cortinillas que debieran preservar la intimidad de los que sufren. Así que compartimos nuestro dolor e inconformismo con tantos otros en la misma pésima situación. Pero hay momentos en los que es indispensable ausentarse de los ojos de los otros, ya que allí hay quienes no pueden realizar los actos más elementales en otro lugar salvo en el propio lecho. Yo los he visto, las cuñas malolientes, las sábanas manchadas, la sangre alzando el rojo por encima del blanco. Y todo esa miseria se proyecta en la más absoluta transparencia hasta encontrar la indiferencia de quienes se pasean como figurantes en un teatro. Allí se representa una obra dramática con tintes trágicos, y no es "El enfermo imaginario" de Moliere, sino otro muy real. Pero lo peor estaba aún por llegar.
Un día después del ingreso nos alcanza la pregunta de la doctora; Ud. debe elegir si marcharse a otro hospital o esperar aquí hasta el momento que haya una cama libre para quedarse en la planta. Nos aconsejaron encarecidamente desplazarnos a otra localidad (Torrevieja) debido al colapso que sufre el hospital. Díjimos que no, que creíamos tener derecho a recibir asistencia médica en nuestra propia localidad. Pero esa respuesta no fué del gusto de la doctora. ¿Consecuencia? Fuímos a parar con la cama a un pasillo. Si alguién pensaba que las cosas no podrían empeorar estaba muy equivocado. Desalojados de la "comuna" y en un pasillo junto a la puerta de un aseo, un lugar parecido a una autopista de enfermos en la que iban y venian lamentos, allí permanecimos largas horas sin apenas nada más que la cama y la rabia. Así que no podíamos quejarnos sin ser adelantados por otras quejas, alzar la voz sin encontrarnos con otra más alta, ni relajarnos sin ser sobrepasados por algún autoestopista dolorido. Pensamos seriamente que nuestro nueva ubicación respondía a una estrategia por la cual deberíamos finalmente aceptar ser trasladados a otro hospital. Resistimos. Obtamos por presentar reclamaciones y quejas varias. Para esos casos se ha habilitado una oficina que llaman "Servicio de Atención al Paciente". Yo la llamaría "muro de las lamentaciones". La funcionaria me miraba entre resignada y pasmada. A la salida y a la entrada de la oficina proclamé que aquello me parecía un mero "cortafuegos", hubiera quedado más satisfecho llamando al teléfono de la esperanza. Dí buena cuenta de la frustración que me provocaba aquella situación y me despaché escribiendo dos hojas plenas de preguntas, creí ver algunas cayéndose del pápel antes aún de ser entregadas. Pápel mojado. Fué como si hubiera querido hacer hablar a un mudo. El sistema es eso. No hay argumentos, ni razones, todo es una quimera. Me dijeron que en 15 días posiblemente habría llegado nuestra reclamación al responsable de turno (y yo pensé si sería tiempo suficiente para olvidarnos o si aún recordaríamos algo de lo sucedido en el tiempo que tuvieramos allí destinado a malvivir). Ni las contribuciones que se hacen a la Seguridad Social. Ni los Derechos proclamados en la Constitución ni la demás normativa de desarrollo en la que se asientan las bases de una prestación sanitaria gratuita y digna. Yo estuvé allí, yo lo padecí junto al resto de enfermos. Estuvé allí en el pasillo entre la cama de un señor que despotricaba y otro que dormía. En una fila de seres aguardando una hora feliz, sintiéndonos ínfimos como hormigas, observados por el resto de ratones escudriñadores, así permanecimos. Al fin que se me ocurrió llamar a una de las pocas puertas que nos quedaban. Expuse nuevamente mis razones, ya sin ira, simplemente con el peso de las razones aquel hombre que me miraba del otro lado de la mesa entendió que aquello perjudicaba a todos. A los profesionales, a los familiares de los enfermos y por supuesto a las principales víctimas: los enfermos.
Cuatro horas después nos encontrabamos en una sala espaciosa, la misma cama en un universo diferente. Allí el aire no estaba viciado, diría que era un paraiso escondido dentro de un hospital, quizás estaba recorriendo el famoso libro de Dante. Simplemente las paredes limpias, espacio suficiente entre personas para quejarse o hablar íntimimante, y una silla al lado de la cama. Sólo eso fué suficiente para devolvernos la consideración de personas. Tanto y tan poco.
(todavía contianuamos en el hospital, ahora ya en plena fase de estudio y valoración de la enfermedad)
-to be continued...-

autocrítica

Desde luego no falta material para autocriticarme. Se me antoja así sencillo elaborar un texto autocrítico intenso y extenso. Creo que mi bitácora (si así se le puede llamar), nace del propósito de cumplir con los objetivos de la asignatura, siendo el prímero de ellos aprobarla y como consecuencia de ello (o a la inversa) aprender. Además de ésto he querido enfrentarme a mi ignorancia de los medios tecnológicos para la información, y quizás debido a ese desconocimiento el recelo que aquellos despiertan en mí. Sin lugar a dudas he aprendido mucho acerca de lo que es una bitácora, teniendo en cuenta que no tenía ni la más remota idea, y que podría ser útil para algunas personas o colectivos concretos, aunque no estoy seguro que lo vaya a ser para mí. Yo he afrontado la bitácora con el hándicap de una deficiente continuidad en la escritura debido a mi innata anarquía para someterme a exigencias de calendario. Después de un cónato de bitácora en la que el tema debía ser informativo, finalmente concluí que no podía escribir sobre algo, que a pesar de dominar, me aburría solemnemente. Lógicamente escribí unicamente un par de anotaciones insulsas, pretendidamente de una bitácora informativa, y que acabaron por llevarme a la falta de motivación. Así sé que el primero de mis errores es la ausencia de un tema canalizado en lo estrictamente informativo. Creo que no tengo vocación informativa. Y lo que he hecho básicamente ha sido escribir para mí. Incluso he llegado a la conclusión que periodismo es una carrera que ha de servirme para cualquier cosa excepto para ser periodista. Quizás no haya encontrado aún el cauce a través del cual informar de una manera atractiva para mí mismo como paso previo e inexcusable para llegar así al resto. Creo que me gusta mucho más la ficción que la realidad, e informar de la ficción no es periodismo ni tampoco lógicamente es objeto de una bitácora informativa. A mí me gusta expresar a través de las palabras, y así cualquier otra cosa que puedo llegar a hacer es meramente una excusa para terminar haciendo aquello. Dicho lo anterior, soy consciente que en mi bitácora no existen muchos elementos que son primordiales y en algunos casos indispensables: gestión de enlaces; el uso de fotografias y grafismos varios que apoyen la información escrita; remisión a otras bitácoras o sitios de la web; intercambio de información con otros autores (intertextualidad); uso de colores, tamaños de letra, e incluso el propio formato de la bitácora. He tenido ocasión de visitar los blogs de compañeros de clase y realmente dejan patente una manera ágil y efectiva de transmitir información de manera clara e interesante. Todo ello sin entrar en el contenido que, sin lugar a dudas, es la piedra angular de una buena bitácora. Así que vuelvo sobre lo andado para poner de relieve que soy consciente de las deficiencias de mi blog, y así también de la manera de solucionarlas, y que remiten en esencia a la ausencia de una temática de interés que satisfaga las necesidades informativas de un grupo. No informo, al menos no en lo que ampliamente puede entenderse por información en una facultad de periodismo. Destapados mis muchos y ya consabidos errores, creo que en el futuro "podría" realizar un blog acorde a las necesidades de algún grupo o colectividad, aunque necesitaría tiempo y una periodicidad en el esfuerzo que estoy empezando a lograr.

Volver a Córdoba y continuar hasta el fin

Retomando el camino...que mejor que donde nos quedamos. En una cantina en la que servían un salmorejo de órdago. Era la primera vez que lo probaba, me resulto apetitoso ya en su color, luego me gustó su textura y convenció en su sabor. Entre sus ingredientes se encuentran algunos tan ricos como saludables, tales como el tomate, jamón serrano,... Lo cierto es que Córdoba cuenta con una diversidad de platos envidiable. Las tapas ofrecen una manera diferente de comer: deliciosa, variada y como no caprichosa. Esto es factor común por todo el territorio andaluz. La gente no solamente sale a tomar el aire, a pasear, o a charlar con los amigos, la gente sale para tapear y reúne en éste acto todos aquellos ingredientes. Espero conocer muchas más cosas sobre Córdoba un día, espero dentro de no mucho, y callarmelas claro, callarmelas complacido y sonriente mientras alguién me mira circunspecto. Ya no será la pretensión (y sólo eso) del orden, de la información, será al fin la desmesura de los recuerdos desbordando el silencio. Así queda la visita a Córdoba, entre ilustración de algunos espacios, retazos de recuerdos, impresiones fugaces, información dispersa y vaga, en definitiva un ejercicio probatorio y poco complaciente con los objetivos de la asignatura. Sin embargo, del otro lado queda el acercamiento a las formas y cauces de un nuevo orden de comunicar. Yo pienso que la información restringida a la noticia, el encuentro de interés informativo social, el espacio de encuentro entre la necesidad de noticia y ésta ...definitivamente no ha de ser el blog. Me parece más bien un espacio de encuentro entre particulares, un juego de "busca y quizás encuentres", un lugar creado en ningún lugar, y quizá sea eso lo más divertido. No existimos, todo es virtual, a buen seguro un día colocaré la foto de mi futuro loro en mi futuro blog ( si lo hubiere) y hablaré por él. Fuera bromas, continuaré la experiencia del blog al hilo o discurrir de la asignatura, seguiré visitando los blogs lúcidos y coherentes de mis compañeros. Incluso me permitiré valorar o criticar los blogs que adolecen de los mismos errores que el mío(bien lo saben algunos),ya que a buen seguro me servirá para indagar en mi conciencia -tan mala como abnegada-. También seguiré constatando la manera en que podemos aprovecharnos de las posibilidades que los blogs ofrecen, técnicamente hablando. Todo ésto lo digo desde el más absoluto respeto a los "profesionales" que se dedican a la praxis y al estudio de ésta fenomenología informativa (y que a buen seguro dedican mucho tiempo e ilusión), ya que yo no dejo de ser alguién que se acerca por prímera vez y dentro del marco de sus estudios a ésta nueva realidad. Resaltar del lado más optimista mi predisposición para continuar en el camino, esforzarme en la regularidad, en la busqueda de la disciplina que siempre tanto se me resiste y alcanzar una frecuencia de escritura y de anotaciones que me parecía hace poco insalvable. Por todo ello emplazo a algún insensato a mi próxima catarsis personal esforzada en el acercamiento a lo informativo, y que desembocará en los arrabales de algún otro destino en una próxima anotación, y todo ello en el convencimiento de que diferentes caminos han de conducir a la misma Roma.

La primera visita

Algunas impresiones durante el recorrido

Recuerdo exactamente que en mi primera visita a Córdoba visité inexcusablemente la Mezquita, recuerdo sus arcos repitiéndose en una sinfonia solemne de blancos y rojos hasta alcanzar el fondo de la estancia. Recuerdo el espacio inmenso que apenas se ahogaba por la atmósfera un tanto claustrofóbica de los lugares escogidos para el recogimiento y la oración. Era patente la fusión de religiones que habían habitado ese santo lugar; igual se podía constatar la existencia de una cruz cristiana que podíamos alzar la vista ante un arco en forma de media luna rematado de arabescos. Ese mestizaje suavizaba la rotundidad de cualquier creencia y ponía de relieve lo hermoso de cada cual viviendo en armonia. Quizás ese equilibrio tan pasmoso fué lo que me acompaño en el resto de mi visita a Córdoba. No tenía una hoja de ruta pero iba acompañado de un guía excepcional, no apresuramos visita alguna y sin embargo aprovechamos para acudir a diversos lugares de gran interés para ambos. Pronto nos encontramos en el museo dedicado a la figura de Julio Romero de Torres, allí disfrutamos sin lugar a dudas constatando el gran repertorio de cuadros que se exhiben en homenaje al pintor y a su ciudad natal. El autor del cuadro "La mujer morena" acumula en su casa-museo un amplio abanico de sus cuadros más representativos, donde la mujer cordobesa y por extensión todo el mundo cordobés quedaron reflejados de manera casí tan hermosa como las modelos fueron al natural. Recuerdo una gran estatua en bronce a las puertas del museo alusiva a la obra de Cervantes ,"Don Quijote". Recuerdo las callejuelas blancas y graciosas resolviéndose en su recodo en otras callejuelas aún más blancas y pizpiretas. Los balcones suspendidos por encima de nuestras cabezas, y como celebrando a mi guía las flores (abundantísimas) se descolgaban de sus tiestos para adornar su pelo gracioso. Sí, recuerdo, muy bien. Recuerdo las paradas para tomar un respiro, y aún más las paradas para comer. Que bien se come! Yo ya tenía algunas delicias culinarias bien apuntadas y presentes en mi pensamiento. Así sorteamos varios locales de comidas hasta alcanzar el lugar elegido. (to be continued...)

Viaje al pasado (aproximación)

El pasado y su peso

En su esencia conserva la huella inmanente del pasado, la fusión de sus encuentros y desencuentros, lo controvertido de sus desvelados peregrinos.Córdoba es un hospicio de futuros tan prometedores como inciertos. La certeza y la quietud se asoman melancólicos por entre las erosionadas piedras, y tan solo los indicios de un nuevo anochecer acalla el ladrido de los perros al otro lado. Córdoba es un universo decadente de santos y demonios. Un baile de máscaras en el cual las religiones se reconcilian con sus fantasmas del pasado. Todavia se puede escuchar el silbido del humo en su escorzo hasta alcanzar la memoria de una nube. Ciertamente la historia es imborrable. Nada escapa a la nada, y lo sucedido ya es nada (o aún más).

Córdoba, acercamiento III

Córdoba (acercamiento y paseo I)

Córdoba no es inquisitoria, es un santuario abierto a todo el mundo. Córdoba escapa libre a todo control. Es una ciudad que aguarda desnuda su "amante", confiada de su poder de seducción. Desvergonzada incluso. Yacen sus construcciones variadas; edificios de distinta índole civiles y privados, encontrando sinagogas, catedrales o mezquitas en plena armonía, desde cementerios de recogidas sombras a patios de explosión vital, desde calles que gritan a otras que callan y más allá aún algunas que susurran antiguos secretos. Córdoba no necesita sugerir nada, aunque lo hace íntima y coqueta apenas nos dejamos llevar por sus numerosas sendas. Si paseamos por el barrio de -La Judería- podemos encontrar símbolos encriptados en otros símbolos que a su vez recurren a otros más indescifrables...(to be continued)

Córdoba, acercamiento II

Mirada a la gente y su peculiar universo

El cordobés es un andaluz pacífico, tranquilo, incluso sedentario, pero a su vez inquieto y ebrio de luces. Quizás embebido de su entorno, los artistas proyectan la luz y el color que se filtra entre sus enrejados balcones y patios de estilo tan genuino.Así el pueblo cordobés ha desarrollado una especial sensibilidad para apreciar y transmitir belleza. La gente es, diría yo, a partes iguales artista y campesina. Así la tierra se siembra de belleza, y no hay nada más preciado que los frutos silvestres que se encuentran aquí y allá. La belleza es distraida y a su vez coqueta. Belleza que no se pregunta así misma acerca de su capacidad para gustar, y que vive en un continuo y despreocupado alarde de virtuosismo. No hay el menor atisbo de artificio ni egolatría. El centro del mundo queda tan lejos de Córdoba como su necesidad de vivir del pasado. En cambio los cordobeses son todo aquello que eligen ser, un planeta orgulloso. Un mundo singular e irrenunciable. Habita aquí la relajación del afán por alcanzar una meta inalcanzable que predomina en otros sitios. La perfección es tan imperfecta que resulta ser casí perfecta. Los dichos populares se cuelgan de las paredes, los hombres sabios sestean y el refranero abarca el pan y la ciencia.

Introducción a Córdoba

Córdoba; acercamiento

Institucionalmente casí todo lo que se desee conocer acerca de Córdoba se puede encontrar pinchando aquí, la web del consistorio cordobés donde se puede conocer desde su historia hasta la actualidad mas reciente (por ejemplo apoyando su candidatura a ciudad europea de la cultura 2016). Informalmente hablando Córdoba es un haz de historia tan vasta que no puede ser atada, y así se derrama todo su pasado por doquier, elevando cada rincón a la categoría de espacio de interés histórico. Pero también es un punto discreto en el mapa señalando un lugar en los adentros del sur. Situada a caballo entre Granada y Sevilla (lugares de mayor influencia político-económica), Córdoba podría pasar ciertamente inadvertida. Pero rebelde se alza a hombros de su historia para recuperar una herencia demasiado generosa y valiosa como para llegar a ser obviada. Sin duda es un enclave que ha ido definiendo su personalidad a través de las muchas conquistas y simultaneas reconquistas llevadas a cabo por sus ocupadores. Asentamiento prerromano, romano, visigodo, medieval, hasta llegar a la sociedad contemporánea, desde la prehistoria estas tierras han reconocido diferentes e intensas realidades en sucesivas épocas. Córdoba es una ciudad referente desde un punto de vista histórico y cultural, y es manifiesto en su legado amplio y bien conservado para fortuna de sus innumerables visitantes, los cuales llegan atraidos tanto por la belleza de su patrimonio histórico como la calidez de sus acogedoras gentes.